¡Y sí! Suena egocéntrico. Lo es. ¡Lo es!
Es que, ¿en qué mundo vivimos?
¿Vivimos acaso en un mundo constituido por las cosas de afuera? ¿Un mundo hecho de
aquello que perciben mis sentidos allá en el exterior?
Aparentemente es así. Sin embargo... si yo muriera hoy, ¿que pasaría con esas cosas de
afuera, estas cosas del mundo?
Es evidente que no seguirían siendo "las mismas cosas": mis zapatos ya no serían mis
zapatos, mi cuerpo no seguiría siendo mi cuerpo, estas cartas cambiarían de significado,
mis hijos serían diferentes... En resumen: mi mundo desaparecería si yo desapareciera.
¡Atención!: No el mundo, mi mundo.
Vuelvo pues a mi pregunta: ¿vivimos en el mundo de las cosas de afuera o vivimos en el
limitado y grandioso mundo de mis cosas, mi mundo?
¿Cómo no sentirme el centro de este universo en el que vivo, si toda su existencia
depende de la mía? ¿Cómo sentirme diferente si todas las líneas pasan por mi centro? ¿Cómo
podría ser de otra manera, si todos los hechos me incluyen de alguna manera?
No será bueno que te confundieras, esto no significa creerse el centro de el mundo.
Sería terrible para ambos que cuando nos encontremos, yo pretendiera ser el centro de tu
mundo o peor aún, te cediera el lugar de ser el centro del mío... ¡AH, NO!
Cuando tú y yo nos encontremos
seremos dos mundos que se encuentran,
seremos dos universos en contacto.
Tú, un universo con centro en ti,
y yo, un universo con centro en mí
¡Será maravilloso!
No lo dudes,
Cuando tú y yo nos encontremos...
by Jorge Bucay
by Jorge Bucay
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