Desde hace más de cien años un alma inquieta recorre el país para ayudar a quien más lo necesita. Barrio a barrio, calle a calle, rincón a rincón, esta alma viajera ha ido invirtiendo todo su esfuerzo, y todo su tiempo, en aliviar las necesidades de miles de personas y contribuir, así, a mejorar la sociedad.
Lejos de desfallecer, consciente de que todavía queda mucho por hacer, esta alma vigorosa piensa dedicar aún más ganas y recursos para que otras muchas personas tengan, en el futuro, una oportunidad de volver a sonreír.
Y es que un alma así, por más que pase el tiempo, no cambia nunca.
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