25.6.11

Las mañana te sientan tan bien...

Todo comienza un sábado. Lluvia, lluvia, diluvia. El asfalto se convierte en un enorme espejo oscuro, y ella volvía a casa en moto. Absolutamente calada hasta su ropa interior, peor que una ducha, de pronto la moto se para. ¿EH? Joder, HOSTIA! Se para en mitad de la carretera y no arranca. Adele da una patada a una piedra. Adele se queda sin moto. Desde ese día, regresa a sus tiempos mozos, cuando iba en transporte público a todas partes. Y, en cierto modo, eso le da mucho más tiempo para pensar en estupideces y en el sentido de la vida más filosófico de la vida. (Espero hayan percibido la ironía de las palabras) Mientras tanto, en el otro lado de la ciudad, el chico que más os gustaría conocer probablemente de toda La France, toca su bajo acústico tirado en la cama de blancos edredones. Su cabeza está en otra dimensión, no piensa en notas, no piensa en tempos. Tiene la mente empapada de colores fluorescentes, líneas y personas que hablan idiomas inventados; cascadas de chismes contaminados con melodías distorsionadas, mucho sintetizador y una sobredosis de oxígeno que provoca un ambiente de colocón. Una simple mirada, una mala contestación una llamada de teléfono de aquella atrapante voz, o incluso un roce de mi cabello en su nuca inflama de manera inmediata todo ese oxígeno, provocando un grandioso y elegante incendio incontrolable lleno de formas nunca vistas, de dimensiones imposibles. Pero a mí en realidad todo eso no me importa. Se me olvidó comentar que estaba sin camiseta. En vaqueros. Os aseguro que todos los problemas que pudieras tener, se solucionan tan solo observándole. Observándole ser. Aún se escriben cartas de amor. Aún se decoran taquillas con imanes, pegatinas, y fotos con tus amigos. Hoy he decidido una cosa muy curiosa y banal. He rescatado un montón de ropa de un baúl antiguo de mi madre cuando era joven. Había una parca preciosa y gigante. No lo puedo evitar, soy una oldie. Me pone escuchar a Los Sonics por Gran vía, llevar jerséys de segunda mano y quedar para escuchar unos cds. Así que.. bueno, lo que he decidido es una secreto. 



Las mañanas te sientan tan bien... Tus pestañas y tus lunares se ponen de acuerdo, y estás más guapo que nunca. Y no porque seas un leoncito, creo que es porque llevo toda la noche sin mirarte, y cuando lo hago por la mañana se me olvida que eres tan bonito. Y, sabes? El Mundo del Calor pronto se expandirá a todo el universo! Dime, no hemos convertido hoy la ciudad en París con una simple boina gris y una gabardina? Hoy, me gustan los domingos. 

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